Prólogo
“Es bueno que, antes de escribir, uno viva”
Mercé Rodoreda
“El trabajo de un poeta es nombrar lo innombrable, señalar los
fraudes, tomar posturas, iniciar discusiones, dar forma al mundo
y detenerlo al acostarse”
Salman Rushdie
“Para mí un escritor tiene justificación para escribir un libro si
está enamorado del tema”
Henry James
LOS OLVIDADOS ES EN cierta manera un homenaje a aquellos que
transitan por la vida con sus penurias, sus luchas y su dignidad a
cuestas. Temas como exclusión social, la hipocresía, la violencia,
la venganza, la corrupción, la omnipotencia del poder, el
fundamentalismo, la discriminación y la soberbia como destructores
de una sociedad justa. Por otro lado la solidaridad, el compañerismo,
el trabajo, el compromiso social, el placer sexual, los sueños,
la libertad de elegir, el ateísmo, el amor como valores morales,
son condimentos de estos 10 cuentos de ficción, tan reales como
las historias de estos personajes “olvidados”.
Siento admiración por algunos artistas y escritores que han relacionando
el arte con la cultura del pueblo. Antonio Berni, es uno
de los grandes genios que en sus creaciones incorporó a personajes
populares como Juanito Laguna o Ramona a la historia de la
plástica. Obras como Los desocupados, La mayoría silenciosa,
Los rehenes, La manifestación, Magdalena, Crucifixión, La
marcha de los cosecheros, Los campeones del barrio, demuestran
este hecho. Esto también ha ocurrido con el impactante
muralismo latinoamericano de David Siqueiros, Diego Rivera,
Wilfredo Lam, Oswaldo Guayasimin, Cándido Portinarí y nuestros
Castagnino y Spilimbergo. Mi reconocimiento al gran León Ferrari
con sus provocadoras obras contra el autoritarismo, la guerra, la
iglesia, la violencia y su dramática ilustración del Nunca Más. En
nuestra ciudad, la calidad y el compromiso del entrañable artista
plástico César López Claro cuyo museo podemos disfrutar en el
barrio Guadalupe, con sus obras del período Nueva Realidad: Proceso
al Proceso, Traperos (cuya copia embellece la tapa de éste
libro), Niña lavando o Muerte de la cultura.
En literatura, el gran talento de cuatro admirables escritores realistas
como Honoré de Balzac, Bertolt Brecht, Guy de Maupassant
y Rodolfo Walsh, nuestros comprovincianos Gastón Gori, Osvaldo
Bayer, Juan José Saer, o el inolvidable Negro Fontanarrosa, tomaron
un compromiso de hacer escuchar los personajes, observar
las actitudes de esos invisibilizados representados en ensayos, poemas
y narrativa realista.
Con esta austera edición estoy intentando continuar esa tendencia.
Tomar la subjetividad de las voces escondidas en los pliegues
de la cultura popular, más allá de la estética y de los saberes intelectuales.
Esta es mi forma de rendir homenaje a ese pueblo trabajador,
a esos sectores excluidos por un sistema injusto e insensible.
Una mirada desde el equilibrio que la justicia no atina a concretar,
donde los gobiernos muestran nulas ideas revolucionarias y
pocas transformaciones para mejorar la calidad de vida de aquellos
olvidados.
Hemos sufrido dictaduras sangrientas, injusticias sociales, corrupciones
estructurales, amores y desamores, esperanzas y desilusiones,
buenas y malas. Luchadores sociales asesinados y desaparecidos
por el poder cívico - militar - económico - eclesiástico.
Criaturas desnutridas, niños excluidos del sistema educativo, adolescentes
adictos, producto de un cruel afán de lucro ilimitado.
La literatura, la narrativa breve en este caso, es el camino que
elegí para transmitir estas experiencias, luego de transitar casi
cuatro décadas en la militancia universitaria, gremial, política y social.
Algunos escritores heterogéneos, de quienes he tenido influencias,
y otros que he tomado como referencia, sin adherir por ello a
sus estilos e ideología, son Eduardo Galeano, Abelardo Castillo,
Enrique Medina, León Ferrari, Carlos Fuentes, Arlt, Soriano,
Verbitsky, Benedetti, Saramago, Cristian Alarcón, Rulfo, Savater,
Onfray, Amado, Carver, Pamuk, Bukowsky, Baudeleire, Rimbaud,
Marguerita Duras, Wilde, Onetti, Neruda, Kundera, Dostoievsky,
Eco, García Márquez, Miller, Fonseca, Dorfman, James, Irving
Yalom, Juan Filloy, Andrés Rivera, Luis Sepúlveda, Fernando
Vallejos, Maitena o Sandra Russo.
Estas pequeñas historias que estoy invitando a compartir pretenden
de alguna manera conmover, racionalizar, sonreír y hacer
reflexionar sobre el mundo y la sociedad que consciente o inconscientemente
ayudamos a construir.
Creo que una buena historia con actores sociales instalados en
su realidad, tratada con equilibrio, apelando al diálogo con pinceladas
de ironías y humor sobre temas sacramentados, puede evitar
planteos moralistas y obtener más de una sonrisa.
Muchos personajes son queribles, otros feroces, pero no son
otra cosa que nuestro diario contexto, tal vez magnificados, quizás
convertidos en neuróticos, psicóticos, energúmenos, edípicos o simpáticos,
pero que sufrimos todos los días como vecinos. Espero
que este trabajo les genere algún escozor o alguna sonrisa. Si los
he ayudado a pensar, a imaginarse otras historias, otros finales
sobre las ficciones que he presentado, mi trabajo no ha sido en
vano.
He de agradecerles a mis profesores Carlos O. Antognazzi,
Laura Giussani y Hernán López Echague, así como a mi amiga
Beatriz Gutiérrez, que me haya corregido y alentado en distintas
etapas; todos ellos me han facilitado herramientas para poder trasmitir
mis historias, mis ideas, mis preocupaciones.
Amigas y amigos lectores, espero poder compensar algunas de
vuestras inquietudes y expectativas. Cuenten con mi compromiso
de seguir intentándolo. Gracias.
Oscar Belbey
Que es ser ateo por Michel Onfray, filósofo.
Hace 12 años