domingo, 3 de febrero de 2008

Diario El Litoral-La comedia del poder

El Litoral, jueves 26 de abril de 2007 Página 21
Opiniones
La comedia del poder
Por Oscar Belbey
Estamos ante una magnífica obra de teatro, una comedia plena de ironías, donde cambian la escenografía, el sonido, la iluminación; los actores mudan su vestimenta, su discurso se adecua a los tiempos, pero los personajes siguen siendo, por décadas, los mismos. La publicidad de la obra abruma, los destinatarios somos obnubilados por el cartel colosal, las luces más brillantes, el que gasta más tiene más público. La calidad del guión es secundaria. Todo es ficción. La imagen y la estética conducen al éxito.
A esta comedia costumbrista y satírica, sólo Bertoldt Brecht la hubiera hecho mejor. Los índices de inflación pueden fluctuar, de acuerdo a las necesidades ocasionales del libreto. Las obras públicas pueden concretarse virtualmente, al escuchar la retórica del actor. La autovía ruta 168, que nos unirá con Paraná, la ruta 19 hacia San Francisco, o la ruta 34 que unifica la producción sojera con los puertos privados, libretos de comedia que maravillan con su mágica concreción. Sorpresa fantástica, un clown anuncia: motoniveladoras chinas de última generación, viviendas, aulas, rutas, puentes y cárceles... íal costo! Los terraplenes para defensa de inundaciones, cantidades de bombas extractoras de millones de litros de agua, que exasperan y enfurecen con sólo ver el anegamiento de los barrios más humildes, ya están en la ciudad, con sólo anunciarlo se transforman en realidad.>
Los actores de palabra ágil, sonrisa hipócrita, publicidades, viajes, trajes y corbatas caras, exigen arbitrariedad en la asignación de cientos de millones de pesos, mientras golpean su pecho hablando de decencia. El público festeja, aplaude, se pone de pie, ¿tal vez recordando jocosamente alguna similitud con la realidad?>
De pronto, el actor principal toma su faz dramática, pleno de autoritarismo, expulsa a su títere circunstancial, gritándole... íinepto!, reemplazándolo mágicamente, cual García Márquez, por "el mismo muñeco, pero con otra corbata".>
Luego relata por qué debe subordinar el dinero a su discrecionalidad, narra con voz de patriota de utilería los conceptos de justicia social, la solidaridad y el amor por los pobres, emulando al General de Costa Pobre, del genial Negro Olmedo.>
En su apasionada impostación, reclama a la Corte Suprema de amigos, "jamás deberán renunciar porque deberán cubrirnos la retirada".>
Detrás del escenario, se oyen voces de resistencia al show del todo se compra, pero son acalladas con represión, el oscuro telón, la música vertiginosa, ocultan los gritos y reclamos de los "invisibles".>
El villano saca pecho, sonríe una vez más y cierra el acto final... "Gracias al público, que con su apoyo permanente consigue que podamos continuar brindándoles esta magnífica obra".>
Aplausos...

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